lunes, 1 de marzo de 2010

Las Benévolas

LAS BENÉVOLAS
de Jonathan Littell

Sin entrar en las polémicas políticas e ideológicas suscitadas por la obra, y dejando al margen su mayor o menor verosimilitud histórica, hay que reconocerle a "Las Benévolas" el mérito de que, a pesar de ser un tocho de cerca de mil páginas, no aburre (mucho), y tiene momentos de absoluta lucidez narrativa.

Littell da voz a Max Aue, un oficial homosexual de las SS que presenció algunos de los momentos más relevantes de la Segunda Guerra Mundial, los cuales revive en forma de memorias. Aue se inserta entre acontecimientos y personajes reales, y nos introduce en el horror total de la guerra que, en fin, es el horror de la misma condición humana: la muerte intitucionalizada; el exterminio como objeto burocrático; la búsqueda de la eficiencia en la masacre. La violencia juega un papel fundamental en la obra, que se apoya más en su descripción aséptica y alejada de cualquier emoción que en la casquería gratuita (aunque los espíritus sensibles se sentirán sin duda asqueados por la frialdad con la que el protagonista se enfrenta a las carnicerías). Además del ascenso militar de Aue en el escenario de la Europa bélica, la trama se enriquece con los malsanos secretos del pasado del protagonista, que cobran vida y le persiguen con celo creciente.

No sé si merece ser calificada -como pretenden algunos- de obra maestra, pero sin duda alguna es muy disfrutable, aunque en este caso el disfrute signifique que le restriguen a uno por la cara toda la podredumbre y la miseria de uno de los más oscuros episodios de nuestra historia reciente.

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