jueves, 8 de abril de 2010

Providence

PROVIDENCE,
de Juan Francisco Ferré

Una apuesta valiente: tomar a un escritor con millones de fans y convertirlo en un objeto de ficción delirante y, a ojos de sus seguidores ultras, denigrante. El escritor es H.P. Lovecraft, y la apuesta la hace Juan Francisco Ferré en "Providence", finalista del Herralde.

Ya Houellebecq le echó un par y entregó a la imprenta un ensayo en el que cargaba contra las manías y fobias existenciales del padre de Cthulhu, y que levantó ampollas entre los amigos del Necronomicón, aunque al final resultó ser otra gamberrada del ex-enfant terrible de las letras francesas, que dejaba traslucir incluso un cierto cariño por HPL. También hay un cierto cariño hacia él en las páginas de "Providence", aunque Ferré vista a Lovecraft de integrante de una misteriosa secta esotérica con tintes racistas y ramificaciones en muy diversos ámbitos de la realidad (física y virtual) de EEUU. Al mismo tiempo que se enfrenta al descubrimiento y los chanchullos de dicha secta, y de sus rivales, el protagonista, un director de cine independiente español llamado Alex Franco, que acude a Providence para dirigir una película por encargo, se folla todo lo que se le pone a tiro, se atiborra de psicotrópicos, y rinde un divertido tributo a grandes clásicos de la pantalla, siempre entre la alucinación y la conspiranoia, con un pie en la crítica de la sociedad americana y otro en el terrorismo ideológico "just for fun".

Yo, que en su momento -juventud divino tesoro- disfruté de la obra de HPL, he disfrutado también de "Providence", que encierra pasajes que harán estremercerse de gusto a cualquier ultra de HPL con la mente abierta, y, desde luego, a todos aquellos que hace tiempo que no frecuentan la linealidad del terror cósmico y se atreven a adentrarse en los distintos niveles de otro tipo de narraciones. Game Over.

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