miércoles, 26 de diciembre de 2012

Playlist "It's Navidark" Dj Clorato - 22.DIC.12

Einstürzende Neubauten: kollaps
La Dama se Esconde: capturado
Franco Battiato: voglio vederti danzare
Blessings in Disguise: like porpoises
Elusive: system breakdown
Dead Kennedys: moon over marin
La Polla Records: salve
Beirut, la Noche: ella se hizo monja
Cicatriz: escupe
Deskonocidos: unidos
Parálisis Permanente: un día en texas
Qloaca Letal: caos, s.a.
Radici nel Cemento: e io ero sandokan
Esplendor Geométrico: moscú está helado
Tino Casal: embrujada
Invisible Limits: golden dreams
Iggy Pop: candy
Roxy Music: mother of pearl
Dernière Volonté: l'ombre des réverbères
Cult of Youth: path of total freedom
Gae Bolg: totentanz
Arnica: caballos solares
Kumbia Queers: kumbia dark
Gogol Bordello: start wearing purple
Fanfare Ciocarlia: que dolor
Dominique A: rendez-nous le lumière
New Order: true faith
The Cure: end of the world
Merciful Nuns: ancient astronauts
Sleeping Dogs Wake: toys for alice

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Diablo a Todas Horas

EL DIABLO A TODAS HORAS
de Donal Ray Pollock

El ejercicio de recopilación de la anterior entrada me ha servido para repasar de un vistazo mis últimas lecturas, con la inevitable valoración inherente a tal actividad, y que -en lo que nos ocupa- puede concretarse en la afirmación de que "Knockemstiff", la colección de relatos de Donald Ray Pollock que me introdujo en el autor, es uno de los libros que más hondo me han calado de los últimos años. En prueba de lo anterior está también el hecho de que no me he cansado de recomendarlo a todos aquellos que, dada la crudeza de algunos relatos, me consta que tenían el aguante y cinismo necesarios para, por un lado, no escandalizarse con el libro, y, por otro, disfrutarlo.

"El Diablo a Todas Horas" es la primera novela de su autor, pero su funcionamiento no varía mucho respecto de la mecánica de los relatos de "Knockemstiff". Al igual que los protagonistas de los cuentos de esta última encontraban su lugar en un plano general del pueblucho de mala muerte que daba título a la obra, las historias de la novela están troceadas, barajadas y vueltas a montar con un afán claramente episódico. La sustancia, por su parte, vuelve a incidir en las miserias del albañal de la condición humana, una vez más, con la hondonada de Knockemstiff y alrededores como telón de fondo, y con un reparto de relumbrón para retratar el catetismo americano: predicadores enloquecidos; fanáticos religiosos de tendencias sanguinarias; pedófilos inmisericoredes; asesinos en serie itinerantes; y, en fin, perdedores y perdidos que el diablo maneja como fichas sobre un tablero de ajedrez. Hay lugar para la bondad y la esperanza, sí, pero tan pequeño y tan rodeado de podedumbre que resulta casi imperceptible.

De nuevo me veo obligado a mencionar en este blog a Bukowski (es posible que, como me sucede a mi, todo el que accedió a su obra de adolescente termine por convertirla en el canon de la literatura moderna), puesto que Donald Ray Pollock comparte con él una dedicación tardía al oficio de escribir, precedida por un recorrido por la base pirámide laboral, y -lo que es más importante- una capacidad asombrosa para radiografiar la realidad y enseñarnos sus huesos, el simple pero aterrador esqueleto de la vida.

martes, 11 de diciembre de 2012

FAST FORWARD

Gracias al infame Club de la Insidia he vuelto a este proyecto abandonado con el firme propósito (seguramente volátil, como todos los de su clase) de retomar el registro de mis consumos literarios, más por recuento personal que por cualquier otra motivación. Por el momento, ahí va lo que (más o menos, y husmeando en la biblioteca) sirve para rellenar el hueco del tiempo perdido. No van en otro orden que el de su hallazgo, con lo que no se respeta la cronología real, y es seguro que faltará algún que otro ejemplar que ahora mismo no he sido capaz de localizar ni física ni mentalmente.


El Secuestro, Georges Perec
Las Cosas, Georges Perec
Un Hombre que Duerme, Georges Perec
Tres Novelas Ejemplares, Hans Arp y Vicente Huidobro
Las Aventuras de Barbaverde, Cesar Aira
El Jardín Devastado, Jorge Volpí
Los Maia, José María Eça de Queirós
Las Auroras de Sangre, William Ospina
El Movimiento V.P., Rafael Cansinos Asens
Noche de los Enamorados, Félix Romeo
Las Aventuras del Profesor Eusebio Filigranati, Alberto Laiseca
Hombres Salmonela en el Planeta Porno, Yasutaka Tsutsui
Cuentos de Madurez, Joaquín María Machado de Assís
Corona de Flores, Javier Calvo
Pigmeo, Chuck Palahniuk
Qué Empiece la Fiesta, Niccolò Ammaniti
La Voz de Lila, Chimo
Trabajos Manuales, Rodrigo Fresán
Cuerpo, Harry Crews
Mundo Maravilloso, Javier Calvo
El Dios Reflectante, Javier Calvo
El Capitán Cap, Alphonse Allais
1974, David Peace
1977, David Peace
1980, David Peace
1983, David Peace
Cosas que los Nietos Deberían Saber, Mark Oliver Everett
Abluciones, Patrick de Witt
Los Ríos Perdidos de Londres, Javier Calvo
El Frente Ruso, Jean Claude Lalumiere
Knockemstiff, Donald Ray Pollock
Sangre a Borbotones, Rafael Reig
Noches de Sing Sing, Harry Stephen Keeler
Ready Player One, Ernest Cline
Vicio Propio, Thomas Pynchon
Guapa de Cara, Rafael Reig
Todo Está Perdonado, Rafael Reig
Para Mi Tu Carne, VV.AA.
Stone Junction, Jim Dodge
Los Jugadores de Whist, Vicenç Pagés Jordá
Al Desnudo, Chuck Palahniuk
El Jardín Colgante, Javier Calvo
La Contabilidad Privada de Christie Malry, B. S. Johnson
Mi Madre es un Pez, VV.AA.
Los Sinsabores del Verdadero Policía, Roberto Bolaño
El Salario del Miedo, Georges Arnaud
Manual del Contorsionista, Craig Clevenger
Norte, Edmundo Paz Soldán
Dog Soldiers, Robert Stone
Tres Ataúdes Blancos, Antonio Ungar
Memphis Underground, Stewart Home
Ser Madre Hoy, Miguel Noguera
Entre Piernas, Mary Roach
En Busca del Alma Perdida, Mary Roach
El Manantial, Alejandro Castroguer
The Fire Gospel, Michel Farber
Abundancia Roja, Francis Spufford
Ocio, Fabian Casas
La Hora del Mar, Carlos Sisí

Y próximamente, el que acabé justo ayer (El Diablo a Todas Horas, de Donald Ray Pollock), y todo lo que está en proceso, que no es poco.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La Hora del Mar

LA HORA DEL MAR
de Carlos Sisí

Vale, sí, no es una novela de zombis. Concedido. Pero es una novela en la que Málaga tiene un papel muy destacado, y, además, su autor es unos de los máximos exponentes del género gracias a su trilogía “Los Caminantes”, por lo que el comentario aquí está más que justificado. Y, en todo caso, la temática apocalíptica de “La Hora del Mar”, un cocktail de sucesos inexplicables -a caballo entre la criptozoología y la invasión alienígena- a buen seguro es muy del gusto de todos los aficionados a las pandemias aniquiladoras, máxime cuando la historia está aderezada con generosas dosis de acción trepidante y muchas de las más modernas teorías de la conspiranoia sobrenatural.

Con “La Hora del Mar” Carlos Sisí nos ofrece un recorrido global por un mundo que se enfrenta a su propia extinción: los océanos se llenan de peces muertos y extrañas luces, un persistente zumbido sobrecoge toda la tierra, terremotos, tsunamis, y criaturas de pesadilla que arrasan las ciudades costeras ante la impotencia de los ejércitos (y, especialmente, entre estas ciudades, Málaga y su Alcazaba como punto de acceso al fin de la existencia humana). Una historia de proporciones épicas con mensaje ecologísta digna de la mejor superproducción de cine de catástrofes, en la que, como es ya marca de identidad del autor, encontramos un puñado de personajes comunes y corrientes que -por exigencias del guión- se enfrentan a circunstancias extraordinarias que les obligan a sacar lo mejor -o lo peor- que llevan dentro. La rebelión de la naturaleza contra la huminadad es la justificación perfecta para que Carlos Sisí vuela a impartir una magistral lección sobre el concepto mismo de la humanidad, sobre lo que nos hace humanos: el sacrificio, la bondad, el compromiso, el ansia de conocimiento, y tantas otras virtudes cuya presencia o ausencia destacan en los héroes y villanos accidentales que campan por las páginas de “La Hora del Mar”.

Todo ello, además, urdido con los sabios mimbres narrativos de Carlos Sisí, maestro del cliffhanger, y auténtico traficante de adicción pura y dura, que hace que sea casi imposible soltar la novela hasta llegar a su final. Tras leer “La Hora del Mar” está claro, por un lado, que Carlos Sisí es -por derecho propio- una de las voces más autorizadas en la literatura de terror y ciencia ficción del panorama nacional, que maneja con la misma soltura una horda de no muertos que una invasión de monstruos marinos, y, por otro lado, que nadie volverá a mirar igual las gambas de la paella.

Publicada en: www.malagazombi.com

El Manantial

EL MANANTIAL
de Alejandro Castroguer

Vamos a prescindir por un momento de toda la pirotecnia de sexo y violencia que fluye a lo largo de “El Manantial”, y que emparentan a la obra con clásicos de la letra impresa en sangre y semen (a la referencia más obvia de “El Señor de las Moscas” se pueden añadir desde las no menos obvias peripecias del “entrañable” Patrick Bateman de “American Psycho” hasta los desvaríos eugenésicos de “Las Benévolas”, pasando por el sadismo homo de Dennis Cooper). Si conseguimos bucear en las inquietas aguas de la obra, apartando los miembros –genitales o no– amputados que flotan con la corriente, nos enfrentamos a la esencia del mal, y a una incómoda reflexión sobre su carácter congénito o adquirido, y es ahí donde radica el principal interés de la novela.

No sabemos cuál es el origen de la enfermedad que ha transformado a la población en cadáveres hambrientos –más allá de la referencia a un posible accidente en el que están involucrados bombarderos cargados de cabezas nucleares–, y esto nos genera la misma inquietud que ya pudimos disfrutar en “La Carretera” de Cormac McCarhy. Pero más inquietante que lo anterior es el hecho de que tampoco sabemos –ni nos atrevemos a imaginar– cuál es la fuente de la violencia física y psicológica de Abel y Verona, dos adolescentes criados en lo que más podría parecerse a una burbuja de protección dentro de un mundo completamente destruido. ¿Es uno de ellos intrínsecamente malvado y el otro se limita a aceptarlo y dejarse llevar? ¿Son las circunstancias extraordinarias que les impone la realidad las que han ido esculpiendo el carácter de los muchachos? ¿Existe la esperanza de un comportamiento humano, honesto y –en fin– bueno en alguno de ellos? La respuesta a estos interrogantes hay que buscarla en el devenir de la historia, y en las claves que Alejandro Castroguer ofrece al lector a lo largo de la misma: la relación con el padre ausente y el libro Malcovaldo de Italo Calvino, que ejerce de secreto manual de instrucciones del buen salvaje que se afana en buscar lo bello y lo bueno en una naturaleza mutada por la codicia consumista.

Dicho esto, sería injusto reducir “El Manantial” al indicado proceso reflexivo, pues los folleteos (las cosas por su nombre) y las torturas que jalonan la obra –y que, a veces, hacen difícil distinguir entre unos y otras– encajan a la perfección en una trama que avanza con la viscosidad e inevitabilidad con la que manan los fluidos corporales, y que atrapa al lector en su implacable devenir, trascendiendo géneros y convencionalismos.

Publicada en: www.malagazombi.com

Para Mi Tu Carne

PARA MI TU CARNE
VV.AA.

El colectivo Sevilla Escribe y varios amigos y simpatizantes nos presentan una selección de relatos de temática zombi que, además de demostrar la buena salud del género en nuestras tierras, nos permite disfrutar de nuevas composiciones de algunos de los maestros patrios del género (Carlos Sisí, Alejandro Castroguer o Juan de Dios Garduño), así como descubrir la habilidad de otras plumas con la carne en descomposición.
Ahora bien, decir que se trata de una recopilación de temática zombi es caer en un reduccionismo que no hace justicia en absoluto a la variedad de argumentos y situaciones de la obra: resonancias de un duelo propio del mejor western apocalíptico en el desierto almeriense de la mano de Carlos Sisí; el doblete de Alejandro castroguer, por una lado, compartiendo encierro con un asesino y un puñado de jóvenes disfuncionales en la catedral de Málaga, y, por otro, dándole una magistral vuelta a la historia con la verdad sobre los sucesos de Palomares; Juan de Dios Garduño nos ofrece una localidad privilegiada para asistir a un dilema moral de primer orden desde una azotea; Dico Jack representado por el flow de Manuel Mije, que repite también con algunos pequeños detalles (no por su tamaño menos conmovedores al tiempo que aterradores); la investigadora con Harley, catana y chupa de cuero de Vanessa Benitez, y -a cuatro manos con Alejandro Castroguer- el costumbrismo malagueño teñido de rojo sangre, fotografiado y enviado a Córdoba; el medio rural como escenario del advenimiento de los muertos de Pedro Escudero Zumel -que también se marca todo un thriller de tintes militares en el norte- y Felix Morales Hidalgo, cuya Carmela podría ser hija ilegítima de Berlanga; una doble mirada a la imposibilidad (o las simples dificultades dificultades prácticas) del amor en tiempos de zombis de Francisco Jesús Franco, desde el superviviente solitario hasta el seminarista vengativo; la toma de conciencia de uno de los actores principales del apocalípsis de Virginia Pérez; el sexo con los muertos bailongos de Juande Garduño Cuenca; una sesión doble con Juan Ángel Laguna: el roba-viejas que se mete donde no debe, y los ritos de iniciación en la infancia; el que esté libre de pecado tira la primera piedra, o una relectura moral del alzamiento de los muertos, por obra y arte de Luisfer Romero; y -last but not least- la trampa letal del marinerito cantor de Javier Sosa Garduño.
En definitiva, un cocktail se sangre y otros fluidos corporales propios de la putrefacción de la carne que hará las delicias de los aficionados al género, y que acredita que los muertos vivientes funcionan lo mismo en corto que en largo.